Addenda: "En la información de partida, expresada por diversos viejos lugareños, coinciden los datos interrelacionados de Casa i Pou de Neu, Cases de Muntanya, Pas des Diàbolo, Font (de ses Falgueres?), alt des Tomir y Pas des Nevaters. En contexto con indudable carga mítica, donde el Nin de Selva más parece anotación marginal para delimitar el paraje entre su "cueva bandolera" y la vía estival de salida de los fardos de hielonieve hacia Selva/Inca y Palma; seguramente para cumplir con la temida fiscalidad de antaño. Ciertamente cuando nadie se acordaba de referencia alguna de haberse bajado fajos hacia Pollença, mediante el usual "cable" de la lanzadera discurrente por aquella tejera del predio de Muntanya, probablemente muy anterior al que existió sobre el Salt del Molinet, por el canal de la Font de la Roda y cuyos restos aún existían cuando por primera vez visitamos la Casa de la Neu de Fartàritx, hacia inicios del año 1965, situada mucho más abajo del mismo monte. En cualquier caso, el dispositivo fiscal sobre el comercio de nieve acaba finalmente redireccionado en este caso hacia el pueblo de Campanet y cuando se construye el camino más o menos conservado todavía, desde los prados de Mina y el collado del Puig de Ca a los neveros de la cumbre del Tomir.
Ahora bien, el sistemático recorrido de las pozas de nieve mallorquinas impuso, a lo largo de los años, la obligación de comprobar la existencia de cerámicas antiguas en el entorno de las infraestructuras paramentales de estos numerosos sitios. Con resultado nunca brillante, pero en unos pocos de estos monumentos se evidenciaron fragmentos de cerámica fina musulmana, perfectamente datables, además de verse en algunos otros inconfundibles tiestos de época talaiótica y del Bronce balear, con un par de casos mostrando industria de sílex manufacturado procedente del llano de Mallorca; sin duda relacionables más con la ancestral majada pastoril del sitio que con el aprovechamiento comercial de la nieve. Pero en otro de los monumentos se detecta cerámica sigillata romana del cambio de Era y con los trozos ahora vistos en el Pas des Nevaters (jarrita tardorromana con borde en "pico de pato", etc.), vía Diábolo del Tomir, vuelve a plantearse la necesidad de prestar atención a tan significativo hecho. Porque también este desolado enclave queda algo al margen de la antigua función económica pastoril y por tanto pudiera tratarse de indicios de la explotación nevatera inicial en esas particulares remodeladas hondonadas cársicas.
Hecho el preámbulo, veamos cómo en caso de necesidad puede bajarse del Tomir con muy poco tiempo. Aún con menos si en verano estaba instalada la tirolina anclada a tramos en las rocas y encinas que todavía de forma relicta pujan por sobrevivir en tan elevada y umbría zona. Por el usual cable de carboneros, leñadores, palmiteros, caleros, nevateros y demás usuarios de los montes dejaban deslizar hasta hace solamente medio siglo las cargas que transportaban, alcanzando los caminos carreteros de abajo. El ingenio, o diábolo, era artilugio de económico provecho, por donde el cordel en la brecha o diaclasa permitía mejor control y fácil descenso. No pocos de los topónimo referidos al Diable (Pont des Diable, Torre des Diable, Cova des Diable, etc.) describen en realidad la canal de flancos contrapuestos, susceptibles de ser unidos mediante puenteo, discurrirse por dentro de la guiadera, defenderse en el desfiladero o bien temer su capacidad traicionera. Quienes actualmente siguen esta vía del Diàbolo lo hacen desde el Camí de Pollença, hasta llegar a la pared delimitadora de fincas entre Binifaldó y Muntanya. En la parte de este predio y junto a la cancela de entrada, enfila hacia arriba camino carretero en dirección a la hoy denominada Font de ses Falgueres (?) y desde allí se atraviesa los canchales a la vista, hacia el este. Teniendo delante, a la derecha, la cañada directa a la cumbre del Tomir. Aunque la directísima se inicia en realidad ante el caserío de la finca y al bajar concluía en él. Siempre pasando por el punto álgido del trayecto y donde destacada peña constituye el eje central del Diàbolo. A partir del cual la ruta del cordel gira bruscamente noventa grados, de nuevo hacia oriente, para enfilar el alto Pas dels Nevaters y poner en los antiguos neveros"'.
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